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viernes, 13 de agosto de 2010
CRISTOS ROTOS
Pensando en lo que podía escribir en el blog, he recordado un libro que leí haces mucho tiempo, que calo muy hondo dentro de mi.
Me refiero a "Mi Cristo Roto" de Ramón Cué. Qué gran libro.
Cuando miro el rostro de Nuestro Padre Jesús Nazareno, tan limpio, tan puro y tan lleno de amor, me llena de satifación la imagen tan bonita que tenemos, pero y si lo mirásemos y ¿tuviese la cara rasgada? o ¿le faltara un brazo? ¿lo miraríamos de la misma manera? ¿lo sacaríamos en procesión por las calles de Huelma o lo llevaríamos rápidamente para que lo restauraran y lo dejarán otra vez perfecto?
Lo normal seria restaurarlo.
Pues esto fue lo que pasó Ramón Cué cuando encontró un pequeño cristo en un anticuario; llevarlo a restaurar, ya que le faltaba parte de la cabeza, un brazo y una pierna; pero cual fue la sorpresa. Al oír una voz interior que le dijo: "TE SUPLICO QUE NO ME RESTAURES", era el mismo Cristo Roto quien se lo pedía y continuó diciéndole: QUIERO QUE EL VERME ROTO, TE ACUERDES SIEMPRE DE TANTOS HERMANOS TUYOS QUE CONVIVEN CONMIGO, CONOCIDOS O DESCONOCIDOS, Y QUE ESTÁN COMO YO, ROTOS, APLASTADOS, INDIGENTES, OPRIMIDOS, ENFERMOS Y MUTILADOS; SIN BRAZOS POR QUE NO TIENEN POSIBILIDADES NI MEDIOS DE TRABAJO; NI PIES, PORQUE LES HAN BLOQUEADO LOS CAMINOS Y NO PUEDEN DAR UN PASO ADELANTE POR LA VIDA; SIN CARA PORQUE LES HAN QUITADO LA HONRA, EL HONOR, EL PRESTIGIO. ¡NO ME RESTAURES! A VER SI VIÉNDOME ASÍ, TE ACUERDAS DE ELLOS. Y TE DUELEN. A VER SI ASÍ, ROTO Y MUTILADO, TE SIRVO DE CLAVE PARA EL DOLOR DE LOS DEMÁS.
Es muy fácil volcarse en fechas de cuaresma y semana santa en devoción y manifestación de cariño a nuestras imágenes pero esto no basta, si nos olvidemos de nuestros hermanos, los hombres, si falta amor al prójimo. Al hermano pobre, al Cristo de carne, crucificado y roto.
Sería conveniente tener mas cristos rotos y mutilados, a la entrada de cada iglesia, uno en cada semana santa procesionando, que nos gritasen siempre, con sus miembros partidos y su cara sin formas, el dolor y la tragedia de la pasión de nuestros hermanos los mas desfavorecidos.
Que cuando miremos la cara de Nuestro Padre Jesús Nazareno, nos acordemos de esos Cristos Rotos que quizás tengamos tan cerca que no nos demos ni cuenta.
Textos sacados de "MI CRISTO ROTO" de Ramón Cué.
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